Valladolid, a 28 de marzo de 2017
El soterramiento de las vías ferroviarias a su paso por la ciudad de Valladolid es un tren que no podemos perder.
No sólo servirá para mejorar la calidad de vida de los vallisoletanos, crear empleo y dotar de infraestructuras necesarias para nuestra ciudad, al crearse una nueva gran arteria viaria que la atravesaría prácticamente de norte a sur, sino que mejoraría la imagen de la ciudad, haciéndola más moderna y sostenible, con el aporte de valor añadido que eso supondría, en beneficio del Bien Común.
Las vías del tren actualmente están dividiendo la ciudad no solo física sino, lo que es más importante, socialmente.
Si consiguiéramos soterrarlas, quedaría superada esta barrera social, sustituyéndola por un gran boulevard (tipo Plan Rogers, u otra solución similar), del que los primeros beneficiarios serían precisamente los habitantes de las zonas menos favorecidas y más castigadas por los efectos de la crisis económica.
Hoy todos esos barrios representan una periferia poco atractiva, no solo para vivir en ella, sino también para invertir. Se conseguiría así el objetivo social (tantos años perseguido), de equilibrar el valor económico entre las zonas más y menos favorecidas por el desarrollo de la ciudad.
Integrar estos barrios en Valladolid representa, por tanto, una obligación no una elección.
Invertir 73 millones de Euros, en unas infraestructuras que han sido pensadas con mucho voluntarismo, y reconocemos que con esfuerzo, pero sin ninguna ilusión, supone tirar la toalla antes de emprender la batalla.
Queremos que nuestro Ayuntamiento crea en la ciudad, que piense en su futuro a largo plazo, que se ilusione con ella. Si no cree el Ayuntamiento, ¿quién lo hará?
Ya hemos invertido más de 400 millones de Euros en este proyecto ilusionante, sin contar con los más de 20 años que llevamos trabajando en él.
De los 833 millones de Euros que se estima puede llegar a costar el soterramiento, parece que al Ayuntamiento de Valladolid le tocaría aportar una cuarta parte; 208 millones.
Si tenemos en cuenta que la alternativa de no soterrar supone realizar las inversiones previstas por importe de 73 millones, la pregunta obligada es; ¿No sería mejor que el Ayuntamiento buscara financiación para los restantes 135 millones antes de acometer una solución que a nadie convence y que no resuelve los problemas de la ciudad? Desde la Asociación Vallisoletana de Empresarios de la Construcción; Promoción Inmobiliaria y Afines (AVECO), pensamos que así debe ser.
Pretendemos ser constructivos sin responsabilizar de la situación actual a ningún grupo político en exclusiva, pues lo cierto es que la responsabilidad es de todos, pero faltaríamos a nuestra obligación si no advirtiéramos que nos encontramos ante una decisión cuyas consecuencias y repercusiones van a alcanzar a varias generaciones de vallisoletanos. No se trata de una elección más, que pueda ser objeto de debates y enfrentamientos políticos; nos jugamos el futuro de nuestra ciudad. Y CON ESO NO SE JUEGA.
Se argumenta que existe una imposibilidad económica para realizarlo, que es inviable, pero se pierde de vista que no se trata de realizar este proyecto vital para nuestra ciudad, en uno o dos años o precipitadamente.
Con un buen plan de financiación, a largo plazo, el
Ayuntamiento podría acometer esta obra, tan importante para todos los sectores
de nuestra ciudad. Pensemos no sólo en el coste económico de la inversión, sino
en el retorno que esa inversión traería para nuestra ciudad: crearía puestos de
trabajo; fijaría la población; modernizaría la ciudad; cambiaría la imagen de
Valladolid, convirtiéndola en una ciudad atractiva y moderna y SOBRE TODO, cohesionaría socialmente a
sus habitantes.
El soterramiento no es una quimera, es un objetivo ilusionaste al que no podemos renunciar. En definitiva, supone el tren que no podemos perder. Reservemos el próximo día 4 de abril nuestro billete. Todavía estamos a tiempo de subirnos en marcha.
Fdo: Alberto Lopez Soto.
Presidente de Aveco.
