Marcia Torres, ecuatoriana afincada en Valladolid desde 2005, trabajó como cuidadora, jornalera, camarera, operaria de fábrica, auxiliar de Enfermería en residencias antes, durante y después de la pandemia… Hoy puede celebrar que tiene plaza fija.
De varear olivos cree que le ha quedado el recuerdo de su “fastidio” crónico de la espalda, pero también el de haber conocido en su etapa andaluza a quien se convertiría en su marido y padre de sus dos niños, Aitana y Rober, vallisoletanos de 11 y 10 años. Él también ecuatoriano y además de su misma ciudad, aunque se conocieran a este lado del charco.
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